Para bien y para mal, el otoño trae tantas posibilidades como lluvia al caminante. Es el momento adaptar la ropa y el equipo que normalmente utilizamos para salir a la montaña, y llevar elementos para las húmedas condiciones que previsiblemente encontremos. Aquí tenéis diez consejos para que la lluvia no os detenga ahí fuera. Y que conste que caminar bajo la lluvia, si se está bien preparado, ¡puede ser muy divertido!

1. A vuelta con las capas.
La primera capa tanto de pantalones como de camiseta nos conviene que sean lo más simples, cómodas y elásticas posibles para llevarlas bajo el resto de capas. En el caso de que no utilicemos segunda capa (normalmente en condiciones de lluvia sin frío) es conveniente que las prendas sean de manga larga para evitar que la piel entre en contacto con la tercera capa impermeable.

2. Siempre ventilados.
Sobre todo en caminatas largas en las que la lluvia es constante, la tercera capa se humedecerá sin remedio, lo que reduce drásticamente la capacidad de transpiración de las prendas. Por eso las ventilaciones de chaquetas y pantalones marcan la diferencia en condiciones de humedad.

3. En clave sintética.
Cuando la lluvia es la protagonista, los aislantes sintéticos en segundas capas como forros o las chaquetas de Prima-Loft son la clave: mantienen el calor incluso cuando la humedad se instala a nuestro alrededor.

4. Impermeabiliza tu mochila.
Sobra decir que todo el material sensible a la lluvia (incluida la ropa) que llevéis en la mochila debería estar protegida en sacos estanco o bolsas de basura. Pero aun así hay que proteger el exterior de la mochila. Aunque las totalmente impermeables son de lejos la mejor opción, su alto precio hace que la opción del cubre-macuto sea la más recommendable. Recordad: una mochila empapada es también ¡una mochila pesada!

5. Evita abrir la mochila.
Cada vez que quitamos el cubre macutos y abrimos la mochila, un poco de lluvia se mete dentro, y gota a gota la humedad se va acumulando de tal forma que es muy probable que no nos abandone en toda la ruta. Para minimizar este inconveniente lo mejor es guardar el picoteo y el material que usemos más frecuentemente en los bolsillos exteriores.

6. El mapa, siempre seco.
Muchos mapas ya son impermeables, pero para todos aquellos que no lo son es absolutamente imprescindible protegerlos con una funda que impida que se mojen cuando lo tengáis que consultar bajo la lluvia.

7. Benditas polainas.
Unas buenas botas de trekking en combinación con las polainas son una muy buena opción, sobre todo si las ajustáis por debajo del pantalón en vez de por encima, y así creáis una protección extra entre los pantalones y las botas, la primera capa de pantalón y los calcetines.

8. ¿Mejor con zapatillas de trail?
Admitamos la derrota. Si la lluvia es constante durante varios días, los pies se van a mojar. Incluso las mejores botas, polainas y pantalones pueden evitar el sudor o la inevitable humedad cuando la lluvia cae varias jornadas seguidas, especialmente cuando además haya zonas encharcadas, arroyos, etc. Y unos calcetines húmedos sólo son un poquito mejor que unos mojados, así que ¿por qué no optar por la opción más cómoda? Unas zapatillas de trail running o de montaña ligeras de caña baja son más blandas y más transpirables que las botas, y minimizan la posibilidad de ampollas además de secarse más rápido entre mojadura y mojadura. ¡Y encima suelen ser más cómodas!

9. Malditas ampollas.
Con calcetines húmedos o mojados aumentan considerablemente las posibilidades de tener ampollas y molestas rozaduras, sobre todo si usamos botas rígidas. Siempre es una buena idea contar con algún aceite, bálsamo, crema o pomada diseñada para fortalecer las defensas naturales de la piel y evite la fricción en zonas claves como planta, talón o incluso dedos. Si todo falla, que no falten Compeeds en vuestro botiquín.

10. El mantra de campaña.
El último desafío es mantener la tienda de campaña seca, y para ello lo mejor es empezar por mantener todo el equipo húmedo o mojado (mochilas, botas, chaquetas, calcetines, gorras, etc.) en el vestíbulo bajo el doble techo, pero siempre fuera de la tienda. De lo contrario sufriréis la humedad en el saco, lo que os convertirá en fríos e infelices montañeros. Un firme montaje de la tienda, buena ventilación y espacio extra son el mantra que hay que tener claro cuando se acampa bajo la lluvia.

Artículo del dia 13 de octubre de 2021 de la Revista Oxigeno