Salir a la montaña con chavales no es algo extraño. Normalmente, queremos transmitir a nuestros niños el profundo amor que sentimos por el medio natural, las cimas y los valles.
Los peques no salen únicamente a la montaña con sus familias. También pueden hacer actividades de tiempo libre, campamentos… En cualquier situación, bien por ser un pariente cercano a los menores o por trabajar en el tiempo libre, educar en montaña segura es la inversión de futuro para conseguir montañeros seguros y felices.
¿Montañeros seguros?
En este boletín se ha hablado en numerosas ocasiones de la importancia de la seguridad en montaña, y de la gran labor que hace Montaña Segura, con su lema #PlanificaEquipaActúa. Es un lema que toda persona, cuando realice una actividad en montaña, debería tener presente. ¿Los peques también? Sí, los peques también.
Las actividades en el medio natural SIEMPRE conllevan un riesgo, el riesgo 0 no existe. Sin embargo, el riesgo puede abordarse. Alberto Ayora, actual presidente de la FEDME, nos lo ilustra con las siguientes palabras: “Gestionar el riesgo no significa anularlo. Es gestionar la aventura, el error y la adversidad de manera global, todo en uno. Un proceso que comienza con la identificación clara de los peligros, y continúa con su correcta evaluación para determinar el grado de riesgo real, e intentar minimizarlo con adecuadas medidas de control.”
Y continúa: “Las personas dadas a improvisar son víctimas potenciales de sufrir un accidente y esto va muy ligado a una falta o mala planificación. Eso se traduce en una mala preparación de la ruta, fallos de orientación, mal cálculo de horario, equipo escaso o deficiente… La improvisación ataca tanto a personas expertas como inexpertas. Hay que promover conductas seguras y desterrar la idea de la fatalidad de los accidentes.”
Cuando le preguntan sobre la gestión del éxito, comenta: “El éxito, no solo en montaña, en la vida, es disfrutar con los que uno hace. No es alcanzar una meta a toda costa. Lo fundamental es disfrutar con la planificación de los objetivos y a la vuelta analizar cómo los hemos logrado.”
Si planificamos, nos equipamos y actuamos con ellos, estaremos educando en montaña segura, estaremos creando montañeros seguros (y, seguro, más felices). Somos las personas más adecuadas para llenar la montaña de gente responsable.
La montaña (y el medio natural) como torrente educativo.
Nadie en su sano juicio negaría que un valle, un río, una pradera, un glaciar, etc. son torrentes de educación no formal (¿¿por qué “no formal”?? Porque no están sentaditos en el aula). A nuestros chavales les pueden surgir miles y miles de preguntas en estos parajes. Es tan amplio lo que se puede enseñar en la montaña (educación en valores, educación ambiental, zoología, botánica, meteorología, educación social, gestión del riesgo…) que sería imposible abarcarlo en un solo artículo. La seguridad en montaña debería ser el primer aspecto para tener en cuenta a la hora de realizar las rutas con los menores y, por tanto, lo primero en lo que se debe educar (cuando éstos estén listos para adquirir dichos conceptos).
Conceptos previos: contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales.
Los contenidos son el conjunto de saberes. En la educación existen tres tipos de contenidos: contenidos conceptuales, contenidos procedimentales y contenidos actitudinales.
- Los contenidos conceptuales (“saber”) se refieren al conocimiento que tenemos sobre los hechos, los conceptos, los principios y las leyes, que se expresan con un conocimiento verbal.
- Los contenidos procedimentales (“saber hacer”) se refieren a cómo se ejecutan acciones interiorizadas, como las habilidades intelectuales y motrices; abarcan destrezas, estrategias y procesos que implican una secuencia de acciones u operaciones que deben ejecutarse de una forma ordenada para conseguir un fin.
- Los contenidos actitudinales (“ser”) están constituidos por valores, normas, creencias y actitudes dirigidas al equilibrio personal y la convivencia social.
Estos contenidos deben abordarse de manera conjunta, nunca de manera aislada.
De esta forma, en todo el proceso #PlanificaEquipaActúa deben transmitirse contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. No sirve de nada explicar conceptos a los peques de forma pasiva, sentados en una mesa.
Para educar, primero hay que educarse.
Está claro que nadie tiene el conocimiento absoluto de todo. Pero para educar en seguridad en el medio natural, hay que ser humildes y formarnos primero nosotros. Existen libros, artículos, revistas, páginas web… que aportan información sobre esto. Recomendamos la página web de Montaña Segura, ya que se dedican profesionalmente a formar en este aspecto; junto con los libros de Alberto Ayora “Gestión del Riesgo” y “Riesgo y liderazgo”.
Hay que tener en cuenta que los conocimientos deben renovarse. De nada sirve haber leído un artículo sobre gestión del riesgo en el medio natural hace 20 años. Seguro que nos olvidaremos de conceptos, destrezas, habilidades, procedimientos… Y al reciclarse, se aprenden siempre cosas nuevas, formas más dinámicas de enseñar, etc.
Educar en #PlanificaEquipaActúa.
Lógicamente, en función de la edad, los conocimientos y la actitud del menor, se transmitirán unos conceptos u otros, más o menos técnicos, y se le dejará asumir más o menos responsabilidades.
Planifica con seguridad
En toda actividad existe la planificación. Implicar a los chavales en la planificación de la actividad les hará partícipes desde el primer momento de la actividad, sentirán “suya” la ruta y crecerán en responsabilidad; les motivará para seguir interesados en todo lo que sigue.
Teniendo en cuenta la edad y/o la experiencia,
- A los chavales más pequeños y/o menos experimentados se puede dar a elegir entre 4 o 5 rutas distintas, previamente revisadas por los adultos, con características MIDE similares (¿Qué son las características MIDE?) y adecuadas a su edad y sus capacidades, para que elijan la que más les apetece. Sentarse con ellos y presentarles las rutas, enseñándoles fotos, el recorrido… puede ser una buena idea.
- A los chavales más mayores y experimentados se les puede decir que se quiere hacer con ellos una actividad de montaña, para (por ejemplo) este fin de semana. Acotando una zona/parque natural… y, si se quiere, otros aspectos (longitud, desnivel, etc.), les incentivamos a que busquen una ruta que les apetezca realizar. En este caso, tendrán cientos de opciones distintas que nosotros tendremos que cribar a posteriori.
Es muy importante justificar, en cada caso, el por qué rechazamos una opción, bien diciéndolo directamente, bien haciéndoles reflexionar sobre por qué no (o sí) es una buena idea.
- ¿Por qué crees que esta ruta no deberíamos realizarla?
- Son 18 km. Mira el tiempo estimado para realizarla.
Ahora, busca a qué hora amanece y anochece.
¿Crees que nos daría tiempo a terminarla antes de que anochezca?
Sea cual fuere la opción elegida, es muy recomendable haberla realizado con anterioridad. Así, conoceremos la ruta al completo, sabremos si es apta o no, si los tiempos estimados pueden corresponderse con la realidad fielmente, etc. No deben olvidarse los planes alternativos (plan B), de los que los niños pueden ser también partícipes.
Suele ser bastante atractivo para los chavales alcanzar una cima, por pequeña que sea. No obstante, dar importancia únicamente a coleccionar cimas puede derivar en que infravalorar el resto del recorrido, que realmente es lo que importa, y llegar a, en caso de que realicen una ruta que no pasa por ningún pico, que sientan el recorrido como “incompleto”. En esas edades, los mínimos detalles importan en cuanto a educación, y hacer que valoren las actividades al completo, desde el principio (planificación) hasta el final (vuelta y evaluación) puede significar una importante diferencia en el futuro.
Sacar el mapa en papel de la zona o, en caso de no tenerlo, emplear cualquier herramienta informática (Mapa a la Carta) para obtener el mapa, nos permite crear en los peques una visión global del recorrido. También puede emplearse un visor donde cargar el track de la ruta (Iberpix, Google Earth…) e, incluso, sacar el perfil (Iberpix, Perfils) para que vean los desniveles.
Calcular con los niños la distancia, los desniveles y los tiempos MIDE sobre el mapa, decidir la hora de salida o emplear la utilidad MAPA para descargar las fichas de actividad, el mapa del recorrido y toda la información de la actividad junta también ayuda a que entiendan la actividad.
Otra actividad interesante es consultar la meteorología, empleando la web de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), AEMET Montaña, consultar webcams de refugios por los que se pase en nuestra salida, etc.
¿Tienes planeado subir al Pirineo?
1⃣Planifica la excursión
2⃣Equipa tu mochila
3⃣Actúa con prudencia⛰️Prevención de accidentes en montaña
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— Gobierno de Aragón (@GobAragon) August 28, 2021